Son tres las mujeres de mi vida. La primera me ofreció el mundo, la segunda me levanto del suelo cuando la tercera tan bajo me dejo. Cuando voy a casa de la primera, nunca pregunta nada. Con solo una mirada sabe cómo me siento porque en mi sangre corre parte de la suya. Cuando voy a casa de la segunda, reconozco a mi casa. Aquella en la cual mi alma vive en paz. Nunca he estado en casa de la tercera porque de allí nunca podría volver. En el negror de sus ojos podría recordar quien soy realmente.
Henriette.
Henriette.
Negror, interesante palabra. Me parece que no está en el diccionario, pero tiene fuerza. Interesante neologismo.
ResponderEliminarLo siento. Traduje directamente la palabra de mi idioma al castellano convencida de que existía de tal manera. Muchas gracias por su comentario. Me gusta la idea del neologismo.
ResponderEliminarTres damas, a cada cuál más misterio... Corto e intenso microrrelato, Henriette, pura reflexió, que deja una inquietante sensación, si se quiere profundizar en esa negrura.
ResponderEliminarGracias, d.