"Te advierto que llevo prisa, pero dejaré que leas la palma de mi mano con la condición de que después me permitas leer la tuya", le dije cortésmente a la gitana. Fiel al pacto que acordamos, aún conservo su mano en la nevera en espera de una lectura consagrada, profunda.
Miguel Díaz Mirón Keusch
Miguel Díaz Mirón Keusch
Se pueden decir muchas cosas de tu relato menos una: "Qui romántico". Y tras este penoso juego de palabras, mis felicitaciones. Me encanta.
ResponderEliminarHola Andrés
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura y comentarios.
Fuerte abrazo.
Aún sabiendo que Andrés se adelantaría, yo también te felicito. La lectura de esa mano congelada pude ser objeto de una segunda parte.
ResponderEliminarEl marido de la gitana manca
Hola Marido de la gitana manca.
ResponderEliminarYa te estaré comunicando lo que le depara el destino a tu mujer, eso si, descongelaré la mano con cuidado para que no se arrugue pues puedo caer en imprecisiones.
Un abrazo fuerte y gracias por el comentario!