A veces el ayer se impone irremediablemente. Eso fue lo que me ocurrió aquel día.
No pensé en tí, te lo juro; sólo en el pasado, en la juventud, en la felicidad perdida y casi sin pensarlo me encontré conduciendo hacia allá.
Apenas llegué ya supe que tu recuerdo lo inundaba todo; me sonreías desde todos los bares, me llamabas desde todas las ventanas y así, andando sonambula por las calles, me encontre en la puerta de tu casa.
Nadie supo hablarme de tí; ni vecinos, ni tenderos; tu huella se habia borrado sin dejar rastro. Sobrevivimos mientras permanecemos en el recuerdo de alguien, después de eso: la nada. Volví al coche y dando un portazo partí sin mirar atrás sabiendo que aquella cuenta eternamente pendiente, la había zanjado el tiempo.
Sentí al alejarme que me iba volviendo humo.
desasosegada
No pensé en tí, te lo juro; sólo en el pasado, en la juventud, en la felicidad perdida y casi sin pensarlo me encontré conduciendo hacia allá.
Apenas llegué ya supe que tu recuerdo lo inundaba todo; me sonreías desde todos los bares, me llamabas desde todas las ventanas y así, andando sonambula por las calles, me encontre en la puerta de tu casa.
Nadie supo hablarme de tí; ni vecinos, ni tenderos; tu huella se habia borrado sin dejar rastro. Sobrevivimos mientras permanecemos en el recuerdo de alguien, después de eso: la nada. Volví al coche y dando un portazo partí sin mirar atrás sabiendo que aquella cuenta eternamente pendiente, la había zanjado el tiempo.
Sentí al alejarme que me iba volviendo humo.
desasosegada
Un relato del alma, me gustó mucho.
ResponderEliminarLos fantasmas del pasado de pronto nos juegan malas pasadas abofeteando nuestro presente.
¡A romper cadenas y seguir adelante!
Un abrazo marga