Los niños jugaron a atrapar la luz y para su sorpresa, la luz se dejó atrapar. Asustados escaparon y parapetados detrás de un árbol, volvieron a mirar. No habían desaparecido, seguían allí; parecían estrellas posadas sobre la hierba, parpadeando intermitentes, temblando como mariposas. Volvieron hipnotizados al lugar del milagro y lograron apresar una de esas luces. Con el puño cerrado corrieron a casa y allí, emocionados, destaparon su tesoro. Pero en su mano sólo encontraron un gusano negro y feo. Decepcionados se lo contaron a mamá y ella les hizo entender que en la vida cotidiana también existe la magia y que sólo en libertad florece lo extraordinario
desasosegada
desasosegada
Me gusta mucho, Marga. Uno de esos relatos en que piensas que el autor (la autora) ha dado en el clavo.
ResponderEliminarSaludo de El Manco
Gracias manco.
ResponderEliminarLa inmensa mayoría de las veces se da uno en el dedo.
GUSTAVE FLAUVET (Mme Bovari) "... la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodias para hacer hailas a los osos, cuando quisieramos conmover a las estrellas"
Un saludo.