Eran casi las doce de la noche cuando entró en el bar. Sonaba una música casi tan triste como aquel viejo antro. No era joven. Ni guapa. Estaba, eso sí, gloriosamente borracha. Avanzó hacia la barra trastabillando y resbalando por el suelo pringoso, agarrándose a las mesas vacías para no caer. Acabó a mi lado. No me sorprendió. La desesperación y la locura se atraen, y yo llevaba horas alimentándolas a ambas con alcohol barato. Supuse que intentaría gorronearme una copa, pero no lo hizo. Pidió whisky, whisky del caro, y me invitó a mí a otro. Mi noche de suerte. Tenía los ojos bonitos, dos gemas verdes olvidadas en el rostro arrasado y golpeado a conciencia por la perra vida. “Quiero bailar contigo. Me he prometido que acabaría el año bailando con un hombre”. Apuré el trago. “¿Por qué no”? Y así recibimos el año nuevo, mezclando lágrimas empapadas en alcohol, bailando torpemente, abrazados en medio del bar.
Hank66
Hank66
Como risueña felicitación de navidad no está mal, ja, ja. Buen ejercicio de estilo, en esa onda negra años cuarenta (o a mí me lo parece) que frecuentas a veces. El protagonista podría llamarse Humphrey.
ResponderEliminarSaludos de El Manco.
Un estupendo recibimiento del año, en soledad acompañada.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Alfonso.
El maquillaje de fiesta, ajado y descompuesto, cobró dignidad de los veinte años cuando sujetaste su mano.
ResponderEliminarEl compás era sencillo, como sus ojos limpios. No pudiste recordar, pasados los años, una mejor entrada de año.
Feliz Navidad, Hank66. Un abrazo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Albada, como siempre mejorando mis relatos, jajaja. Muchos besos.
ResponderEliminar!Precioso! crudo y descarnado, pero al cabo soledad y desesperación recibieron el año abrazados, hay quien no lo conseguirá.
ResponderEliminarFelices días Hank.
Muy bueno, gracias y enhorabuena.
ResponderEliminar