martes, 22 de julio de 2014

Mandril

“¡Alejaos de ese animal, es peligroso¡”, vociferó el teniente abriendo de un manotazo la puerta de la cantina. Acababa de enterarse de que el mandril que sus legionarios habían adoptado como mascota hacía dos días era una especie de carácter imprevisible, capaz de infligir feroces mordeduras. “¡Ni lo toquéis, os puede destroz…!”. Pero se quedó petrificado al descubrir a sus hombres en alegre camaradería con el animal. Este vestía una camiseta del Real Madrid y, tras apurar un trago de una bota de vino con estilo impecable, despiojaba por turno a sus compañeros de jarana.

El teniente no salía de su estupor. “¿Qué hacéis, desgraciados? ¡Esta fiera os puede dejar listos de un bocado!” Pero los despreocupados muchachotes lo miraron divertidos y escépticos “No se preocupe, mi teniente, está totalmente integrado en la peña”.

El militar se acercó precavidamente al simio y ambos se observaron con curiosidad, hasta que el mandril se di o la vuelta y mostró su larga espalda, en la que podía leerse: “Cristiano Ronaldo”. Los legionarios se doblaban de las carcajadas, y uno de ellos exclamó entre sofocos: “No se lo tome a mal, teniente Masdeu, el pobre no soporta a los del Barça…”



El Manco del Espanto

2 comentarios:

  1. Divertido Manco. E inofensivo en estas calendas. Todavía quedan algunas semanas para la liga y nadie sabe todavía cómo se desarrollará la cosa. A mí me gusta la blancura de la nieve. Pero quién sabe: los mandriles son muy tornadizos, según me dicen, no te creas...

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    1. Gracias, Francisco. El relato lo escribí hace un tiempo y entonces la camiseta del mandril ponía "Casillas". Ya lo creo que las cosas. no sólo los mandriles, son tornadizas. Veremos lo que pone en un par de años. Un relato que necesitará ese pequeño retoque según el momento.

      Un abrazo.

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