La historia de la tenista rusa Anna Karenina es la de una auténtica heroína del Siglo XXI. Su primer Grand Slam, conseguido con sólo dieceis años, sería el primero de una serie que la llevaría a ostentar el record histórico de torneos ganados por una mujer. No faltaron quienes quisieron quitar mérito a sus éxitos, atribuyéndolos bien al dopaje, bien a su aireado romance con el mandatario ruso Vladimir Putin, romance truncado cuando conoció a un cantante español de fama internacional. Ahí siguió un turbulento periodo en que sobrevivió milagrosamente a tres misteriosos intentos de envenenamiento que quebrantaron su salud y la apartaron del tenis. Fue entonces cuando adoptó la nacionalidad española, inició una segunda carrera como cantante y, modificando ligeramente su apellido, ganó el festival de Eurovisión para su nuevo país con el nombre de “Karina II”. Vivir para ver.
El Manco del Espanto
El Manco del Espanto
En el título quise decir "literatura", no pretendía un juego de palabras.
ResponderEliminar¿O debería haberme ahorrado esta aclaración? Bueno, quién sabe.
El Manco.
Vas a confundirles la historia a miles que no leyeron a Tolstoi pero a ti sí. El lector genérico del presente no se lee libracos tan extensos, su deficit de atención no lo permite.
ResponderEliminarDe cualquier forma, rara vez la gente repite la historia tal como fué.
Ahora que no nos oye nadie te confesaré que yo no he leido Anna Karenina. Todo lo más, he visto algún serial televisivo sobre la novela. Ni siquiera he leído Guerra y Paz. Vaya en mi descargo que los clásicos son muchos e inabarcables. En este caso me interesaba simplemente la sonoridad del nombre y sus connotaciiones mediáticas para hacer una broma. Anna Kournikova, María Sharapova, Svetlana Kuznetsova... ¿Por qué no Anna Karenina?
EliminarGracias por comentar y un saludo.
Ja, ja, ja...Me parece una vía excelente para provocar curiosidad por los clásicos. Yo no he leído la novela, aunque sí he visto una reciente versión en el cine que me gustó. Aunque mucho menos divertida que tu historia, la verdad.
ResponderEliminarGracias, Francisco, tus comentarios son siempre amables y reconfortantes. Un abrazo.
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