viernes, 16 de mayo de 2014

El funcionario

Le deseé que tuviera un buen turno.

–¿Alguna novedad? –me preguntó.

–El departamento de los chivos expiatorios va como siempre –le dije–. Por cierto, creo que hay un Martínez Martínez en la lista.

–¿Martínez Martínez?

–Sí. Te ha tocado. Je, je.

–Ese tipo es insoportable.

Mientras me ponía la cazadora me di cuenta de que, preocupado, repasaba los nombres.

–¡Eres un mentiroso!

–Ja, ja.

–No, si seguro que el tipo ese se presenta. Con la suerte que tengo.

–Bueno. Que me voy. ¡Suerte!

Afortunadamente, no había nadie en el callejón. Hace tiempo que salimos por la puerta de atrás. Muchos ya no se conforman con gritarnos.



Juan Pedro Ortega Sánchez

jueves, 15 de mayo de 2014

Del individualismo

Ella era alta y delgada, él bajo y regordete. Ella de cines, libros y teatros, él de fútbol en los canales de pago, videojuegos y cañas con los amigos. Ella de separar los residuos en orgánicos, vidrios y plásticos, él de "total, por uno, no me voy a cargar el planeta yo solo". Ella de gatos rondadores de tejados, él de perros muy perros en el sofá. Ella de lunas llenas, velas y susurros, él de boas de plumas, sujetadores sin complicaciones y embestidas. Y así, podríamos seguir y seguir...

-¿Y cómo es que estaban juntos?

-¿Quién dijo que lo estuvieran?

Mayo

miércoles, 14 de mayo de 2014

PINCELADAS DE PASIÓN

La lluvia de fuego que lentamente devoraba la ciudad hizo crecer en los campos un tubérculo peculiar. Los que lo comieron fueron objeto de una extraña efervescencia en la boca del estómago y de unas enloquecidas ansias de vivir. Ese año se duplicaron los nacimientos y, en pocos meses, las risas de colores pintaron el gastado gris de los edificios. Una nueva urbe renacía de las cenizas.

Concha García Ros

PARAÍSO O INFIERNO

El barco donde viajaba se hundió siendo yo el único superviviente. Logré subirme a un bote y recogí diferentes víveres esparcidos por el agua. Resignado, me dispuse a terminar mis días esperando ver aquella luz que me llevaría con el resto de los pasajeros.

Cuando casi me desvanecía, divisé algo en el horizonte. A pesar de creer que era producto de mi imaginación, encontré las fuerzas suficientes para sacar los brazos por la borda y ayudarme con ellos a llegar hasta mi meta.

La isla aparentaba estar vacía y, tras salir del bote y caminar unos pasos, me dejé caer en la arena caliente.

Desorientado, desperté en un lugar fresco y rodeado de sombras. Cuando mis ojos se habituaron a la oscuridad, vislumbré un grupo de mujeres que me observaba y acariciaba. Comenzaron a discutir entre ellas, se empujaban y empecé a preocuparme. ¿Sería yo el fruto de su disputa?

Apareció una señora mayor, la líder del grupo, e impuso silencio. Se acercó a m í sonriendo y no sé qué me aterró más: creer que aquella mujer quisiese acostarse conmigo, o que me fueran a comer. Corrí todo lo que pude y volví al bote.

Charo Anadón

martes, 13 de mayo de 2014

Café Tierno Y Besos Cargados (Y Calientes)

El despertar te encuentra acechando bajo las sábanas, a la caza de un pecho que te de cobijo, recrearte en él, en el abrazo vespertino del frío invierno, imprimiendo tu cuerpo con el calor de la sangre. Te deslizas serpenteando por la cama, flotando hacia el espejo que celoso, en la verdad de su reflejo, expone la finura sentenciosa de tu aristas, sabedor de la certeza que le otorga el mirar desde tus ojos. El destello del horizonte marca dónde perderte tras la bruma, difuminando el paso al partir en la mañana, dejando tras de ti, trazos y recuerdos, de sabores y aromas, de Café Tierno Y Besos Cargados (Y Calientes...)

Isaac Ortigosa

El baile de Selene

Era una preciosa y cálida noche de luna, el camino a casa por aquella carretera mágica de la costa no dejaba nunca de fascinarle, en cada trayecto descubría bellas postales del paisaje enmarcadas por juegos de sombras y luces siempre nuevos. En la radio sonaba aquella canción, una sonrisa asomó a sus labios al revivir aquel baile con él. Empezó a cantarla bajito, para no interrumpir los sonidos de la noche… Heaven, I’m in heaven… Fuera de la ventanilla, su mano describía trazos suaves en el aire, la abría como para querer acaparar toda la redondez de la luna cuando al salir de una curva se le presentaba inmensa ante ella, rozaba con la yema de los dedos su reflejo en el retrovisor cuando, juguetona, se escondía tras ella, entonces ladeaba la cabeza y casi sentía cómo le acariciaba el cuello cuando la tenía justo al lado, mejilla con mejilla. When we’re out together dancing cheek-to-cheek…

Al llegar a casa, se lo encontró en el sofá. Sobresaltado , corrió a abrazarla:

-María, por Dios, ¿dónde has estado toda la noche?

-¿Cómo?

Eran las siete de la mañana. No entendía nada, solo se sentía cansada. Para su asombro lo único que acertó a decir fue:

-La luna me sacó a bailar.

Mayo

domingo, 11 de mayo de 2014

CENTELLA

Trasciende la troposfera y purificando el aire viciado de la ionosfera, me colma de auroras boreales y me protege del viento solar.

La mayor tormenta en la que me he visto envuelta se gestó el día en que chocaron impetuosamente nuestras bocas y con ellas un cúmulo de sentimientos y deseos anudados se enfrentaron arrancando un susurro atronador del fondo de nuestros cuerpos.

Mi tormenta tiene nombre propio y voz cálida. Me fascina exponerme, descalza y desnuda, y que toda su carga eléctrica en un segundo me atraviese para luego, hacerse intemporal.

Sobre la cima más alta, somos viento racheado y energía luminosa que rota sobre un eje.

Sublime es el momento en que dejamos de ser materia para convertirnos directamente en vapor y formando una nube colmada de rizos castaños nos hacemos indivisibles y neutros.

Después, cuando la tormenta cesa, la estancia se oscurece y abrazados soñamos la Tierra.





Mercedes Marín del Val le

Receta para montar una bronca familiar

Muy indicada para una cena navideña.

Primero elegiremos unos cuantos agravios recibidos, de esos que siempre hay en la nevera, cuanto más frescos mejor, aunque los hay que resisten bien en el congelador e incluso ganan consistencia. Los picamos bien finos, para que cundan más y suelten su aroma, y los reservamos aparte.

Entretanto habremos batido en la túrmix (¡¡¡prrrrrr!!!!) algunas malas contestaciones mezcladas con unas murmuraciones que nos han llegado por terceros.

Lo mezclamos todo y lo metemos en la olla a presión. Cuando la válvula silbe y eche humo lo vertemos en una bandeja y lo aderezamos con pimienta y unas cuantas guindillas. Lo adornamos con unos saludos de bienvenida a base de unos besos en la sien, por no decir en el cogote, y unas sonrisas de conejo.

Ya en la mesa, no olvidemos poner de aperitivo algunas pullitas salteadas y unas indirectas en vinagre.

Éxito asegurado.



Serie B