El azar, siempre enredando en las cosas de los humanos,
consiguió que después de un viaje en avión, regresara a casa con una maleta,
idéntica a la mía, pero ajena.
Y así, casi sin darme cuenta, me colé en una intimidad de un
desconocido.
Superada la sorpresa inicial
de ver que todo lo que aquel equipaje contenía no era mío, los objetos
inertes empezaron a cobrar vida y fui
dibujando un retrato.
Era un hombre, eso estaba claro, las ropas bien dobladas
indicaban que era ordenado y riguroso.
De la calidad de su ropa deduje que tenía gustos sencillos y medios
suficientes pero no sobrados, era buen lector, de cierta edad (medicamentos)
pero no demasiada (preservativos) y bastante generoso (regalos) pero sin pareja (todos los obsequios eran para niños)
Estas conclusiones, seguramente erróneas, dispararon mi
curiosidad y me obligaron a preguntar a la empleada de la compañía aérea si era
posible conocer la identidad del otro damnificado. Contestó, por supuesto, con
una airada negativa.
Y ahora aquí me tienen; deshaciendo mi aburrida maleta y
pensando que, otra vez, he perdido la
ocasión de encontrar a mi media naranja.
desasosegada
desasosegada
¿Por qué, los regalos para niños, indican soltería ?
ResponderEliminarPor lo demás, me gusta.
Tienes razón, ha quedado casposo, ya lo he cambiado. Quería decir que no había regalos para adultos, es decir, para una supuesta pareja.
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