Hoy te leí febril.
Dejé salir mi respiración por un rato.
Pero se cansó pronto.
Acostumbrada a la gripe fatigada de mis piernas.
Y acostado en la hierba soñamos juntos buscando nubes.
La que parecía un tubo de recta serpiente gateando por el mar.
La que entre árboles del bosque infinito se apareaba con abejas sin pudor.
La de la cinta celeste que envolvía el regalo prometido.
La del ángel de cabello ondulado sin alas.
Y la que a punto de caer en lluvia estaba.
Allí tus lemas se hicieron presentes, tus voces en mis oídos jugaron.
Contundente y rotunda apareciste, con la sonrisa de haber ganado mi alma,
Hasta que por fín mis brazos te rodearon.
Dejando que la salvaje noche… nos durmiera en calma.
EMILIO
No se publicó mi comentario, en el que agradecía el texto. Me sugirió otro poema, que si salió en este blog. Este escriptum interruptum y la idiosincracia de Internet.
ResponderEliminarUn saludo, y espero te guste el post Nubes con mar que me inspiraste, al menos la mitad de lo disfruté al escribirlo.