La bandada nos sobrevoló con su alboroto de graznidos y plumas perdidas. Miraste hacia arriba con gesto sereno y tus pies, siempre tan inquietos, se despegaron del suelo. Con un último esfuerzo intenté retenerte a mi lado, pero ya habías decidido volver a volar. Y volaste.
Cronopio
0 comentarios:
Publicar un comentario