jueves, 30 de septiembre de 2010

costumbres

Todos los viernes llegaba tarde a casa. La reincidencia forjó una costumbre. Mientras, ella, se sentía amada, pero sola. No tenía otro sentimiento más personal de su pareja. Arrogante, hermosa; llamó a un amigo de su marido y quedó con el. En la puerta del local de intercambio de parejas, tomó aire y entró con el rostro cubierto. El anónimamente la eligió e hicieron el amor los cuatro. Volvieron como salieron. Nunca buscaría fuera lo que tenía dentro. Ella empezó a llegar tarde los martes.

21


6 comentarios:

  1. Perversamente interesante, vintiuno.

    ResponderEliminar
  2. @mirina
    Pensé en hacerlo más "duro", pero me corté finalmente y quedó correcto pero liviano. Hay muchas parejas que se quieren pero no están dispuestas a compartir secretos e ideas excepto con personas ajenas, pensando de esa manera que siempre estarán mejor guardados. Con el tiempo quizás me atreva a expresar con total claridad los pensamientos que me rondan.

    ResponderEliminar
  3. La insatisfacción es eterna, nunca tenemos suficente, es imposible.

    ResponderEliminar
  4. @veintiunoSi te rondan, es porque están pidiendo salida, no los frenes, la autocensura no facilita la creatividad.

    ResponderEliminar
  5. Sorprendente, curioso y hasta un pelín intrigante. Desátate veintiuno! Estoy de acuerdo con Mirina.

    ResponderEliminar
  6. @Vanadis
    Recuerda lo que te dije, me manejo en los extremos y a veces puedo resultar desagradable o excesivamente sensible. Creo que la justa medida es más elegante, pero alguna vez lo haré.... Este relato necesitaba algo más, en eso estoy de acuerdo, pero no quedó mal. En mi cabeza es bastante más completo, como siempre. Gracias otra vez, tesoro.

    ResponderEliminar