viernes, 17 de septiembre de 2010

Iniciación diaria

Buscaba una leyenda que me reavivara. La encontré dentro de una roca, en su interior incrustada. Cada día recorría las distintas pruebas y obstáculos urbanos, hasta llegar a la pequeña elevación dónde se hallaba. La roca parecía una peca de gigante, aunque si te acercabas, veías por un lado las arenas del desierto, por el otro la transparencia de las aguas. Allí me contemplaba, absorta, hasta que la leyenda se liberaba. Tenía mi cara. Era yo la que narraba.

Sara Lew


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