miércoles, 27 de octubre de 2010

Atrapado

Las horas pasan vacías y descoloridas dentro de este foso. Un eterno invierno se apodera de mí. Igual que mi linterna, necesito agitarme y moverme para conseguir tenues ráfagas de luz. Ya no pienso con claridad. Será el hambre que carcome mis entrañas o las cucarachas que todavía no digerí. Mi cuerpo está deshecho y yo no distingo la realidad. No sé cómo llegué a este profundo agujero. Tal vez caí o me tiraron. Qué más da. No hay salida. Ni siquiera la muerte ha sido mi liberación.

Saryle


5 comentarios:

  1. ¿Enterrado vivo, Sara?. He escuchado comentarios, que antiguamente, por miedo a que los muertos, no lo estuvieran, se le ponía una banderita al ataúd, por si despertaba el cadáver, tirara de ella y rápidamente lo sacaran. Algunos no llegaron a tiempo y los jirones de madera, mezclados con uñas y dedos deshechos, daban fe de la lucha por la supervivencia. Me ha horrorizado, por lo tanto, me ha gustado.

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  2. papelylápiz27/10/10, 18:39

    También puede pensarse en la muerte (o suicidio) de una parte del propio ser, no precisamente corporal, un remedio ante la desesperación que al final no funcionó. Me gusta, Sara.

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  3. Mi abuelo, que en paz descanse (o no), quería que le atravesasen el corazón con una aguja de calcetar para cerciorarse de estar muerto, pero también requería línea telefónica directa y aire acondicionado. También pedía ser enterrado fuera de Pontevedra, casi toda su vida vivió ahí y no le gustaba. Nada se cumplió ja,ja,ja
    Entre nosotros, nunca me cayó muy bien.

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  4. El relato puede entenderse de muchas formas. Es alguien que está atrapado en un agujero sin salida. Tampoco la muerte puede liberarlo. Real o metafórico...

    Lo que narraba 21 sobre la banderita, yo leí una vez que se ataba una pequeña campana a un cordel y éste al ataúd. De ahí surgió la expresión "Salvado por la campana" :)

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  5. Me gusta la idea del cuerpo como trampa. La liberación de la muerte es justamente eso, abandonar el cuerpo ya inservible; pero qué pasa cuando no hay manera de abandonarlo, comienza el terror de la vivencia terrorifica de la descomposición.

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