Bajaba las escaleras tarareando una melodía de la radio de la vecina. Recordó que era el último día antes del embargo y apuró cabizbajo los dos últimos peldaños. Al abrir la puerta de la calle un viento despiadado le aterrizó en la cara, haciéndole estremecer mientras un carro de basura le tumbó al suelo.
Al despertar vio que la pesadumbre y la tristeza se habían ido y solamente sentía la alegría infantil de que viniera a verle Héctor al hospital.
Alba
Si no fuera por ellos, por él, pondría rumbo a la libertad, pero sólo a la que entiende y soporta, la suya.
ResponderEliminarJusto ahora me percato de que para una vez que no releía si firmaba correctamente puedo entender algo que no entendí.
ResponderEliminarPues este micro sí es mío.Me gustó y disfruté al escribirlo.Me gusta hoy de nuevo.Gracias Hawk ,tardíamente