domingo, 24 de octubre de 2010

El rapto

De pronto yo no era yo. Cada una de las células de mi organismo adoptó su propia individualidad. Millones de dolores y placeres, de necesidades y deseos. Liberación total del cuerpo. Era capaz de todo y de nada a la vez. El éxtasis inicial dio lugar a una batalla por los recursos. Acabaron firmaron el armisticio y devolviéndome el control de un cuerpo lleno de gangrenas y tumores.

Rodia


2 comentarios:

  1. La codicia en estado puro y sus lamentables consecuencias.
    Gran relato

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  2. Después de toda revolución llega el directorio ¿No? Muy sugerente, el micro.

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