Me encontraba en el escritorio releyendo a Poe. Oí la puerta de la calle. Escuché "ya he llegado; comenzaré por abajo" y las llaves cayendo en el cubilete de la entrada. Era Leonor, la joven que limpiaba la casa. Pude percibir su canturreo suave mientras movía los objetos del salón. Decidí no bajar, ni siquiera volverme hacia la puerta, y esperar en silencio hasta encontrar una explicación para el hecho de que Leonor, a la que enterramos ayer mismo, hubiera decidido volver a trabajar hoy.
juanxxi
Estupendo, Juanxxi, celebro que te hayas animado. Me encanta el tema y los diferentes matices: una lectura sugerente, esas personas que cuesta hacerse a la idea de que ya no están, la propia cotidianeidad en uno mismo...
ResponderEliminarTan sólo una reflexión a compartir: ¿ganaría más credibilidad si el entierro de Leonor no hubiese sido justo de 'ayer', sino de 'hace un mes', por ejemplo?
...Pero si lo alejo un mes... rompería la fuerza de la rutina ¿no? Lo pensaré, grazze mille.
ResponderEliminar...Pero un entierro tan reciente no se borra de la cabeza al siguiente día. Dicho esto, ya no es racional hablar de cuántos días, como tampoco lo es la sensación del paso del tiempo ni cuándo vamos a tener la sensación de que un muerto sigue estando presente. En este caso, parece evidente que en un plazo relativamente breve, quizá ni un día ni un mes, no sé... ¿alguien más opina?
ResponderEliminarComo neófita en menesteres de escritura,no puedo opinar sobre la conveniencia de tiempos para el olvido.
ResponderEliminarYo entiendo que es la joven la que regresa a la cotidianidad.La lectura de Edgar A. Poe del protagonista, su temor a constatar una presencia que oye me sugiere esa lectura.
A mí me gusta como está.
Se puede trasladar a sus diferentes formas, pero la idea es genial y la puesta en escena muy real. A mi personalmente, me parece mejor así. El hilo conductor se vería muy irregular de aparecer cualquier otro día, fuese un mes o veinte o quince días. Y la idea de que hayan dos plantas y que el se encuentre en la de arriba, resuelve por si misma dudas, que de otra forma no se podrían explicar.
ResponderEliminarMuy bueno, juanxxi. En cuanto a la cuestión temporal que plantea papelylapiz, opino que un mr que indica, desde el principio, que su dirección no es el realismo (con "releyendo a Poe"), no exige ni elaboración ni interpretación racional. Pienso que un relato fantástico no busca "credibilidad". Busca gustar o no, asustar o no o cualquier otra cosa similar. Y el tiempo, en estos casos, se vuelve mucho más relativo que en otros. Personalmente, no le tocaría ni una coma.
ResponderEliminarOpino como Mirina. Me gusta el relato como está. Muy bueno, Juanxxi.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Juan!, de lo mejor que he leido ultimamente.
ResponderEliminarRedondo desde el principio al final.
Y si Leonor decidió volver al día siguiente, a ver, ¿quien se lo podía impedir?.
...Pero que conste que a mí también me encantó el micro, tiene fuerza y es precioso. Sólo que me gusta darle un poquito de vuelta, y me ha encantado este diálogo :-)
ResponderEliminarGracias a tod@s. Como dice Mirina, pretendía hacer un pequeño homenaje a Poe y su maestría por el relato fantástico (de hecho Eleonora es el nombre de uno de mis cuentos preferidos) pero creo que si el gesto es cotidiano sirve como "respuesta" a lo que no lo tiene, justifica su presencia (por decirlo de algún modo)aunque sea fuera de toda lógica.
ResponderEliminarElla seguía canturreando y yo incrédulo, que no temeroso, decidí bajar y ver aquello con mis propios ojos. Oía su cántico como el de una sirena, misterioso y atrayente, pero de Leonor nada, ni rastro. Solo su voz recorría las estancias llamando y huyendo al mismo tiempo. La busqué pausado, y solo cuando cerré los ojos, una brisa cálida me envolvió y siguió su camino tras de mi. De la estantería del salón salió volando una cuartilla que terminó por posarse lentamente en mis pies y donde, con su deficiente caligrafía, se despedía de este trabajo y del mundo.
ResponderEliminar@cormoranBonito, cormo, muy bonito.
ResponderEliminarTambién me encantó esa continuación, Cormorán, y más considerando que la habrás escrito tal cual te salía...
ResponderEliminarvaya, vaya, cormoran...un artista de la escritura rápida y los encadenados... es genial, gracias.
ResponderEliminarA mi me gusta así Juan, parecerá mentira pero me has hecho recordar algo que le pasa a las personas a veces, después de enterrar a alguien es como si tu mente no asumiese que se ha ido y con toda naturalidad escuchas lo que esa persona hacía en tu día a día, al darte cuenta es cuando empiezan las preguntas y los razonamientos, pero ese momento es real, lo describes perfecto
ResponderEliminar...y cuando ya te das cuenta, es cuando toca asumir de verdad el dolor de la pérdida ¿verdad?
ResponderEliminarAsí es papelylápiz, es cuando realmente empieza el duelo
ResponderEliminarSólo suscribir todo lo dicho. El relato está perfecto. En forma y tiempo.
ResponderEliminarFantástico relato, de lo más Poeiano. Buen trabajo juanxxiii
ResponderEliminarEnhorabuena Juanxxi. Coincido con Alsquare que Poe le da una atmósfera si cabe más misteriosa. buen hallazgo.
ResponderEliminarJuan me encanta el relato como está. La presencia intuída de una persona fallecida... el homenaje a Poe. Magnifico. Enhorabuena.
ResponderEliminarno sólo oirlos, y hasta verlos por la calle; el recuerdo tiene manifestaciones de muchos tipos... y esa es una fuente continua para escribir, que es otra manera de mantenerlos vivos.
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