domingo, 3 de octubre de 2010

Miguel y Mónica

Estaba seguro de que si Miguel hubiese empatizado en una milésima parte con el abandono que sentía no me habría hecho aquello. Me había dejado al borde del abismo, pendiendo de un hilo y solo, sobre todo me había dejado solo. Menos mal que Mónica es más cuidadosa y pronto se encargó de devolverme al cajón con los demás calcetines y sobre todo, con mi pareja.

Blastocito


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