miércoles, 13 de octubre de 2010

Otoñal

Refugiado en mi oscuro escondrijo,intento retrasar el momento de enfrentarme a una nueva tormenta. Para no ser tragado por el tiempo detenido, me recreo en el cielo de plomo y el suelo movedizo. Sobre un fondo gris, deformadas por las gotas que se deslizan azarosas por la vidriera, adivino mil sombras que interpretan una danza ceremonial entre hojas muertas y aceras humedecidas. Sin saber por qué, esbozo una leve sonrisa y, en la soledad del cuarto vacío, tarareo una antigua melodía.

Cronopio


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