viernes, 15 de octubre de 2010

Palabras caducadas

Un alter ego cínico y descreído deseando desvelar secretos. Una anciana atrapada en su piso sin ascensor a la que ningún hijo llama. Un ingeniero incomprendido inventor del puente sumergible. Una abogada que saborea en su boca un beso de despedida mientras su cliente es sentenciado a muerte.
-¡Dejadme en paz! – les grito.
Y es que hoy tengo ya bastante con lo mío.

Rodia


2 comentarios:

  1. La excentricidad invadiendo lo cotidiano. Me gusta mucho el relato, Rodia.

    ResponderEliminar
  2. Me parece genial, Rodia.

    ResponderEliminar