lunes, 4 de octubre de 2010

Radiografía de un día

Cada mañana abandono el recoveco que hay entre tus brazos y me adentro en la realidad hambrienta,que sigue empeñada en sembrar de cadáveres las aceras.Mientras lucho con la feroz rutina,crece el ansia por volver a sentir el calor de tus dedos sobre mis sienes,tus manos aferrándose a mi pelo,tu cuerpo copiando la forma de mi cuerpo en una danza armónica y precisa.Hasta que acaba el día navego entre el deseo punzante y casi doloroso de adentrarme de nuevo en la espesura de tu cuarto.

Cronopio


1 comentario:

  1. El deseo. Tan doloroso y a la vez tan placentero. Intenso, efímero, siempre corriendo el riesgo de verse sustituido por la rutina. Buen relato, Cronopio.Espero que sea autobiográfico, jejeje.

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