Estás seguro de que nada va a cambiar. Has decidido rendirte, aunque no paras de implorar al vacío que llena tu pecho en busca de respuestas a preguntas que ya no recuerdas cómo formular. Los charcos reflejan tu cuerpo retorcido mientras sigues caminando al azar. Miras al cielo y dices adiós a las estrellas con un gesto cansado.
Cronopio
0 comentarios:
Publicar un comentario