Durante la primera media hora se preguntó por qué no dirigía la mirada hacia ella. Durante la segunda, por qué no se la quitaba de encima. Cuando terminó el viaje, él cogió su bastón blanco y bajó del tren. Ella le ayudó a llegar al final del andén mientras memorizaba su rostro.
Heartguitar
Tengo una sanísima envidia por tus historias. Me parece que tu mirada, tu capacidad de encontrar el lugar y el momento donde se esconde una historia es tan elegante, tan precisa y tan "delicada" que sólo puedo admirarla.
ResponderEliminar@juanxxi
ResponderEliminarMuy amable, Juanxxi, esto de encontrar historias quizá sea bastante fácil. Estamos materialmente rodeados de historias ¿No?
Es fácil encontrar historias. Es difícil que sean buenas historias, que trasciendan a lo que cuentan y que suenen distintas. Es muy difícil que tengan el gancho y la tensión que tú logras en apenas 6 líneas... No en todos, pero sí en muchos de los que propones.
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