domingo, 10 de octubre de 2010

Una foto-puente

Yacía desnuda sobre una nube de sábana de hostal como un precioso molde en espera de mis palabras.

Sin embargo, le gustaba que la observara en silencio fingiendo que de los dos era yo el que amaba más.

Nos engañamos hasta que el tiempo nos dio la espalda llevándose las excusas.

Ahora de ella sólo queda una foto granulada en mi móvil a modo de puente entre su ausencia y mi incapacidad para volver a empezar.

Eunuco.

6 comentarios:

  1. Al final es el tiempo, el tiempo... Como tú bien dices Eunuco. el tiempo nos da la espalda llevándose las excusas. Es decir a nosotros mismos. Porque la vida del hombre es solo tiempo, un tiempo que vivir. Que nos trae el amor, o el desamor, o aquella risa de cuando niños. Solo nos quedará entonces la pluma, a nosotros que escribimos, como una segunda memoria

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  2. Ya te echaba de menos Eunuco. El silencio, cuando no es libremente elegido, pesa más que el tiempo y las palabras no dichas se clavan en nuestra garganta, para evitar salir a destiempo, provocando un intenso dolor que solo se diluye al tragar la saliva, limpiando lo que no supimos afrontar. Buen mr. Eunuco.

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  3. @gabrielpalafox
    Cuánta razón Gabriel, el tiempo nos azota y acaricia irremediablemente. El escribir es de alguna manera nuestro modo de derrotarlo dejando impresionadas en las palabras sentires propios que permanecerán para siempre, manteniéndolos vivos. Gracias por tu comentario.

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  4. @veintiuno
    Gracias veintiuno. Todo eso que se te queda dentro por un motivo u otro acaba envenenándote y tal como dices saliendo a destiempo causando más daño que alivio.

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  5. "Yacía desnuda sobre una nube de sábana de hostal" es maravilloso y otra vez la sombra de Neruda pasa sobre las palabras del poeta de la luna, agradecido por traerlo otra vez, desde el recuerdo, hermoso, eunuco.

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  6. Eunuco, me ha emocionado tanto tu relato que afilé mis uñas y moviendo mi dolorido lomo gatuno, expresé a esa luna compartida mi complicidad con lo que tú expresabas. El tiempo no podemos atraparlo ni en segundos, ni en días ni en níngún formato, pero sí podemos exprimirlo en vivencias dignas de ser guardadas en un líquido que en un futuro fluya en forma de tinta y coloree nuestros últimos fragmentos de vida.

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