Me dejo arrullar por la musicalidad casi etérea de sus cantos mientras cruzo la nada que se extiende hasta los confines de mi océano cotidiano.
Me anudan mil hilos invisibles, ya es imposible escapar, ya me he rendido sin condiciones a la voz reluciente y voraz de las mismas sirenas ficticias de siempre.
Cronopio
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