Todo da vueltas. O tal vez soy yo la que gira sin cesar cual derviche poseído por la música del silencio. La soledad es tan gratificante cuando baila conmigo. Esa alegría muda se apodera de mis labios, que esbozan una sonrisa. El sol se cuela por la ventana de mis ojos, provocando destellos de luz que iluminan la habitación y mi alma. Todo recupera su sitio y yo el mío, frente al teclado. Ya estoy preparada para escribir.
Saryle
Lo celebro, Saryle, y agradezco que lo compartas de esta forma.
ResponderEliminarEs tan gratificante bailar con la soledad como compartir el baile con vosotros. Un abrazo, Mirina.
ResponderEliminarSara, no dejes de bailar nunca. Gracias
ResponderEliminarMe alegra tanto...es que sin tí el baile es menos baile porque tu música es armonía.
ResponderEliminarLos momentos de exaltación y alegría no solemos usarlos como tema de un relato. Pero yo los considero tan memorables como los trágicos. Gracias, Albada y Cormorán por vuestros comentarios.
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