miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cero

El tiempo se había detenido en las últimas 72 horas. Las tripulaciones habían rotado en Manila, Karachi, Teherán y Ammán. Los demás pasajeros subían y bajaban. Nos habíamos convertido en los únicos ocupantes perennes de este itinerario a la pata coja de la KLM. Ahora, El Cairo. No podía más. Dando un grito salí disparado hacia la puerta. Salté todas las barreras, entré en la barbería del aeropuerto y pedí un corte al cero. Recogí en una bolsa el pelo cortado, evidencia física del tiempo perdido.

tapia


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