sábado, 6 de noviembre de 2010

El Mapa



3 comentarios:

  1. Pues muchas gracias por la parte que me toca de este mr, Inopio, y no sólo porque me reconozco en un@ de es@s "flipados que coincidimos un día de verano en Eskup y aquí estamos..." sino porque en mi caso, con todos sus pesares y no pesares (a veces, hasta cae alguna alegría) me siento feliz de ser una "aporreadora de teclas" (y porque en el fondo y siendo realista, tampoco me queda otra, ;) o sea que un abrazo (y no seas tan caro de leer).

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  2. Yo creo que eso de "aporrear" las teclas es muy sano, sobre todo cuando se trata de sacar los "yos" ocultos que llevamos y que desconocemos. En mi caso, escribo esporádicamente para tratar de saber lo que llevo metido por la cabeza. Y como terápia me funciona. Si lo hiciéramos de forma profesional - y muchos de lo que leo por aquí lo podrían hacer perfectamente, entre ellos tú - y no es peloteo, pues no tengo porqué- seguro que no disfrutaríamos tanto escribiendo... y ya sabes, lo bueno, si breve, dos veces bueno (Quizás por eso me gustan tanto los microrrelatos y reivindico su esencia, la brevedad).

    Salú amiga.

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  3. Sigo opinando que tienes buen ojo, Inopio, pero creo que aunque se escriba de forma profesional, cuando se "aporrean" las teclas para sacar los "yos" ocultos, como dices, la escritura se transforma. En cuanto a la extensión, el concentrado de palabras tiene efectos mágicos, y siento que ayuda a avanzar más rápidamente en el aprendizaje y la experiencia de "juntar letras", como lo llama Cronopio.

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