miércoles, 17 de noviembre de 2010

En casa.

Cada vez que se asomaba a la ventana, aquel domingo, María se encontraba con la lluvia. El agua caía sin pausa, dulcemente. Miró al cielo, allí seguía la oscura nube, que desde el día anterior se había instalado sin ruidos. Volvió al sillón, cogió el periódico y se sintió cómoda. Le gustaba su casa. Se arrellanó en el sillón, abrió el periódico y pensó: mañana saldrá el sol.


Marsa


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