sábado, 13 de noviembre de 2010

En París.

Nos arrebujamos en la manta y nos abrazamos alegremente. Nuestro nido estará caliente de besos perpetuos.
En París, los bancos helados de los parque nos invitaran a entrar en un café y nuestras manos rodearán las tazas humeantes; nos miraremos sonriendo cómplices y victoriosos, sin monstruos ni sombras amenazantes, sorberemos lentamente, y el calor del café se irá extendiendo por nuestros cuerpos,que reaccionando, se encontrarán en la intimidad pública de un beso largo, profundo y ardiente.

Marsa


4 comentarios:

  1. damadeltablero13/11/10, 13:54

    Me ha gustado mucho, Marsa. He vuelto a París por unos segundos. Un saludo.

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  2. Muchas gracias amiga... ¡qué bien!.

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  3. Haces fácil lo difícil, Marsa. La intimidad en un recorrido a través de diferentes escenas, en la que nos transportas al París romántico y legendario. La pareja protagonista centra el mundo en un único punto y todo lo demás da vueltas alrededor de sus propios sentidos. Muy bueno.

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  4. Gracias 21, tu comentario me parece muy especial.

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