sábado, 13 de noviembre de 2010

En Roma.

Santángelo vigila desde la altura y mira hacia los palacios del poder porque espera males presagiados. Se abre un camino de trigo, pomodoro y queso, expandiendo sus olores. Corren los niños al salir del colegio, dichosos por su parcela de libertad. Parejas de todas las edades cogidos de las manos intercambian palabras de amor. Suena el Tiber con ruidos eternos. Duerme Miguel Angel en una capilla sin par. Baila el aire, y suena el tiempo.

Marsa


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