domingo, 7 de noviembre de 2010

Eterna Amistad

Siendo niñas le había jurado amistad eterna. Se habían pinchado en un dedo y habían juntado sus sangres, en un esbozo de hermanamiento. Habían asistido a sus bodas respectivas, y compartido miles de secretos. Ahora les veia caminar abrazados por la calle. Sonreían felices, despreocupados, y prodigándose muestras de cariño. Un ataque de ira la llevó a plantarse frente a ellos. A su marido no quiso perdonarle. A ella sólo le dijo adiós.

Tagore123


2 comentarios:

  1. En esas situaciones, no se sabe quien lo pasa peor, pero lo que si se sabe es que, al tiempo, unos recuperan arrumacos y otros se ahogan en lágrimas

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  2. Creo que ambas partes recuperarán arrumacos y se ahogarán en lágrimas, temporales, sin duda, por las pérdidas. Gracias por tu comentario Cormorán

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