jueves, 25 de noviembre de 2010

Justicia literaria

¡Cómo no!, estaba escribiendo cuando sonó el teléfono. Ese ruido molesto que rompe cualquier concentración.
La eterna niña, con cuerpo senil, alargó con una pausa prolongada su brazo. Su sonrisa perpetua, se llenó de luz, sus ojos lagrimaron de felicidad. Acababan de corroborarle, aunque no lo necesitara, que seguía allí, gustando. Todavía valoraban su amor por la vida. Sus palabras cobraban un nuevo impulso. Veinte años sin escribir, casi rendida. Emergió nuevamente la niña con un traje nuevo.

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3 comentarios:

  1. Me alegré mucho de que le concedieran en Cervantes a Ana María Matute. Que aunque tenga 85 años, sigue siendo una niña. También leí en una entrevista que estuvo 20 años en blanco. Ella misma declara que no sabe cuando, ni por qué, empezó y termino la depresión. Cuando vino la luz, publicó: "Olvidado Rey Gudú". Un gran libro.

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  2. Aquellos que siguen manifestando, de la forma que sea, su ilusión por la vida, su deseo de conocerla, de mejorarla o de seguir bailando en ella, siempre serán recordados.

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  3. @Vanadis
    Esta escritora nos ha dado una lección no solo al escribir cada libro, sino en su forma de vivir la vida y no rendirse jamás. Es todo un ejemplo.

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