domingo, 28 de noviembre de 2010

La silla vacía

Te sentabas siempre en el mismo sitio. Hablabas despacio, sopesando cada palabra como si fuese la última. Nada callaba tu alma ante nosotros. Tus profundos anhelos, tus íntimos secretos nos hablaban de ti. Afloraban tus miedos e inseguridades, pero también tu cruenta lucha por vencerlos. Te sentías apoyado en nuestros rostros anónimos, eras fiel a tu terapia.
Hoy tu silla está vacía. Esperamos que ya no nos necesites. Deseamos que la vida, esa que tanto deseabas disfrutar, al fin haya arraigado en ti.

Saryle

6 comentarios:

  1. Esa silla parece vacía.Todo lo que esa persona regaló llegó a sus destinatarios, por lo que la vida habrá arraigado tras la partida.
    Un placer leerte.

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  2. Para mí es un placer que me leas, Albada. Esa silla está medio llena, como el vaso de agua. En ella se asienta el mundo interior de esa persona y, como tú dices, todo lo que regaló a sus destinatarios.
    Un saludo.

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  3. A la persona que va dirigido este tributo, bien puede estar orgullosa, sentirse querida y comprendida. Bonito, Sara.

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  4. @21
    Es un relato imaginado, veintiuno, no es personal. Dibujé una silla vacía. Ella me inspiró la historia. Tal vez esa persona exista en algún lugar. Entonces a ella va dedicado este tributo.
    Un saludo.

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  5. Me encantó Sara. Eso de dibujar una silla e imaginar cómo sería la persona que la habría ocupado, me parece un recurso creativo magnífico. El relato es precioso. Enhorabuena.

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  6. @Tagore123
    Gracias, Tagore. Los objetos son magníficos para transmitir historias. Solo hay que estar abiertos a percibirlas.
    Un saludo.

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