Un cuento es, un poco, como un hijo. Lo pares con "el sudor de tu frente" y puedes manejarlo a tu antojo durante las primeras líneas, pero de pronto se vuelve rebelde y busca sus propias salidas o se atasca o se malogra y uno ignora su desenlace.
Finalmente hay que dejarlo marchar. Dando al "enviar" se consuma la ruptura.
Después suele aliarse con cada lector y el futuro ya solo les pertenece a ellos
desasosegada
Me has enganchado, desasosegada. Y cuando digo esto, lo hago con toda la amplitud de la palabra. Empecé a leerlo y ya no pude parar, sonriendo al tiempo que asentía dándote la razón. Has parido algo que te sale de dentro, ahora entre él y nosotros, tendrá que hacerse un hueco para sentirse querido, tal y como tú hubieras deseado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias 21, existe un nexo entre todos que son estos pedazos de nosotros mismos que nos enviamos para que cada cual haga con ellos lo que quiera. Gracias otra vez, tú sabes muy bién, lo mucho que anima que gusten nuestros engendros.
ResponderEliminarQué bonito y qué grade es ser escritor. Y poderlo sentir así...
ResponderEliminar