sábado, 6 de noviembre de 2010

Ludopatía

Caminaba en el aire, a lomos del acantilado. Se encontraba satisfecho. Había tenido muchas alegrías en la vida. Era un hombre afortunado. El mar, al fondo, era testigo de su valentía. Una mujer maravillosa y una niña de ensueño. Pero no sabía, no encontraba, donde estaba ese hombre. Un exceso de ambición le había dejado en la ruina. Acababa de jugarse más de lo que nunca había tenido.

21


2 comentarios:

  1. Vaya cambio de final y de sentido, 21, pero creo que así queda más cerrado que en Eskup, me gusta más.

    ResponderEliminar
  2. @mirina
    Una de las peores enfermedades que conozco, adquiere tintes dramáticos y absolutamente absurdos. Es como una droga sin química de por medio. La administración la tiene apartada, sin poner ningún tipo de remedio por la repercusión económica que le produce al estado. Lamentable.

    ResponderEliminar