domingo, 28 de noviembre de 2010

Metroblogger

Ella acariciaba palabras y conducía sensaciones por valles y colinas, las iluminaba y dotaba de sombras a su antojo. Él replicaba con metonimias, requiebros y carantoñas literarias. Dialogaban sin solución de continuidad; las letras fluían y seguían su juego de emociones y recuerdos. Ni ella ni él ni sus metáforas hubiesen detenido nunca este intercambio de caricias online. Él escribía en su Blackberry. Ella, en su iPhone. Sentados, frente a frente, en el mismo vagón de metro. Nunca lo supieron.

tapia


1 comentario:

  1. Has retratado lo que nos pasa a muchos, tapia, y también nos adviertes del riesgo de quedar aislados en esa vida virtual que aunque estimulante, a veces también puede convertirse en algo tan engañoso y vacío como la vida real. Me ha gustado.

    ResponderEliminar