El marido de la poetisa sintió que el veneno le quemaba las entrañas. Ella ni se inmutó. -¿Por qué?, acertó a decir, mientras la vida se le escapaba entre esputos de sangre. - Me quedé sin inspiración, contestó ella. Le dio tiempo a un último pensamiento: "todo sea por el arte"
Hank66
...Caray con la poetisa...
ResponderEliminarLo siento, cariño. Te dedicaré el libro... Muy bueno, Hank.
ResponderEliminarGrande Hank, el arte de matar... y muy buena apostilla, 21, jejeje.
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