lunes, 22 de noviembre de 2010

Paula

Sus manos son humildes, sencillas. Hace tiempo mecían mi cuna y después trenzaron mi largo pelo.
Ahora, desgastadas por el imparable paso del tiempo, hacen y deshacen movimientos ya ancianos.
Los días han jugado en contra del brillo de su piel y empuñar la fuerza del ayer ha surcado en ellas muchos errores y aciertos. Con el hilo de la experiencia y el saber hacer ha cosido una gran familia y el amor eterno de una nieta.
En blanco satén llevo su nombre conmigo.
Íngrid

4 comentarios:

  1. Bonitas palabras, llenas agradecimiento y amor, de aquél que no necesita mostrarse, se siente. Tu abuela estará tan orgullosa de ti, como tu de ella.
    Me gusta mucho, Íngrid.

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  2. Qué bellas (y en parte inevitablemente tristes) son las miradas que en momentos de lucidez sentimental echamos a nuestros mayores y que muchas veces nos sorprenden acongojándonos, a mí por lo menos. Me gusta.

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  3. @21

    Por más que intentes frenar al tiempo, siempre rompe los estribos...
    ...dia de nostalgia.

    besos

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  4. @Eunuco


    así es, Eunuco.
    Ahora han cambiado las tornas, ahora soy yo la que peina su blanco pelo.

    besos

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