domingo, 28 de noviembre de 2010

Peep-love-show

Dejó caer dos monedas por la hendidura y la cortinilla que tapaba el cristal se levantó con torpeza. Un cuerpo se retorcía con desidia sobre el fresco circular ante caras anónimas (alguna además trémula). Reconoció el tatuaje del gemelo, una mariposa de alas gastadas, y sonrió inocentemente muy por encima de la sordidez. Pensó en echar algunas monedas más aunque decidió comprarle mejor una rosa con ellas y salió de la cabina no si antes decirle, como cada noche: "te espero en casa, amor mío".

Eunuco


3 comentarios:

  1. Gran final Eunuco! El amor no entiende de situaciones "especiales", ni de edad, ni de espacio, ni siquiera de tiempo aunque intentemos capturarlo una y otra vez y forzarle a seguir una esfera cíclica o un dispositivo de monedas.

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  2. Es cierto Vanadis, el amor no entiende salvo de pulso acelerado y una deliciosa ceguera racional. Todo lo que venga será secundario. Un saludo.

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  3. Una visión del amor poco convencional, eunuco, pero con mucha fuerza y mucho romanticismo, enhorabuena.

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