domingo, 14 de noviembre de 2010

Tiempo

Como cada día, el pescador estaba sentado junto a su caña de pescar. Nunca se le había visto pescar nada. Nunca se le había visto levantarse de su sitio. Nunca se le había preguntado por ello. Ese día, alguien le preguntó. Sin mediar palabra, el pescador se levantó y, a medida que se alejaba hacia el incierto horizonte, el pueblo entero se fue esfumando hasta quedar reducido a la nada.

Tapia


0 comentarios:

Publicar un comentario