miércoles, 22 de diciembre de 2010

De confianza

Las alternativas eran muy claras: M. era, podría decirse, casi etérea. Ir con ella no suponía excesivo esfuerzo. Estilizada, elegante, respondía con brío y sin esfuerzo a poco que te lo propusieras. De K. no podía decirse “todo lo contrario”, pero... La primera impresión era de solidez, de contundencia. Le costaba más reaccionar, pero cuando lo hacía se reflejaba esa mítica perseverancia eslava. Para lo que pretendía, se decidió por ella.
Necesitaba fiabilidad.
La Kaláshnikov es lo que tiene.

eglon82

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