jueves, 16 de diciembre de 2010

Desgarro

Cuando su cuerpo se agotó, se preguntó a quién insuflaría vida. Alguien con cuya complicidad pudiese igualar la dignidad del ser original. Tarea harto difícil: había alcanzado el más alto nivel en una comunión entre cuerpo y espíritu. A punto de iniciar su búsqueda, una mano femenina se posó suavemente sobre su cuerpo fláccido, temblorosa de amor y pasión. Supo de inmediato que con ella compartiría toda su anterior vida interior. La poseyó, y juntos elevaron un cántico que estremeció al mundo.

3 comentarios:

  1. "cuerpo flácido"

    ResponderEliminar
  2. Es correcto de ambas maneras, y pasando a lo importante: una belleza y una vitalidad extraordinarias.

    ResponderEliminar
  3. Creo que en este relato veo a Enrique y Estrella Morente...

    ResponderEliminar