sábado, 18 de diciembre de 2010

Eau de vie

Decidí, intuí, que era un viaje que tenía que emprender sin compañía. El vehículo se incendió, el teléfono satelital quedó aplastado pero seguí avanzando. El brutal látigo del sol resquebrajaba implacable el desierto desconsolado durante el día y el frío de la noche perforaba, penetraba, los huesos hasta hacerme gritar. Al borde del límite de mis fuerzas el oasis me acogió, generoso y amable, sabiendo que tenía tanta, sólo, sed de ti.

eglon82


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