viernes, 10 de diciembre de 2010

El espejo

Se levantó como todas las mañanas, fue al baño y se lavó la cara. Quedó petrificado cuando se miró al espejo. Aquella cara no era la suya. Ni reaccionaba a sus movimientos.¡No podía creerlo!
Tal vez se había muerto mientras dormía, pensó. Corrió al dormitorio. Allí, en la cama, se entreveía el cuerpo de su mujer y el suyo propio. Le tocó a él en el hombro. Reconoció a su abuelo de joven. Habían tenido dos hijos. Aunque uno de ellos murió a los 20. Corrió de nuevo al espejo y se miró atónito.


Gabrielpalafox


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