El hombre cayó en un sueño profundo y larguísimo. Educado en los hábitos del saber estar y de la fidelidad, consideró que su deber era quedarse a su lado para, entre otras cosas, protegerle (por entonces, los peligros, como ahora, tampoco escaseaban). Y cuando el durmiente al fin abrió los ojos, observó en ellos una sombra de incredulidad, o desconfianza, o temor.
"No hay quien entienda a estos humanos", se dijo Dino.
eglon82
Cuando (el hombre) despertó...
ResponderEliminarSe le ha dado muy bien la vuelta al famoso micro.
Estupendo
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ResponderEliminarGenial vuelta de tuerca y cambio de perspectiva. Me ha hecho reir con ganas, eglon. Un saludo.
ResponderEliminarMe ha gustado, Eglon. Muy original.
ResponderEliminarGracias Sara, Cronopio y Luis por el aliento.
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