Era un agujero en una roca, mal disimulado por la vegetación. Allí traslade mis tesoros y pasé mis primeras soledades: fumando y soñando.
Nadie me pareció digno de conocerlo, hasta que apareció él.
Quedamos y le esperé en ascuas… esperé y esperé. Salí llorosa y dolida, jamás volví. Esa tarde dije adiós a mi niñez.
Hoy he vuelto y olía a tabaco, me he alejado sonriendo sabiendo que alguien está creciendo en silencio.
desasosegada
Estupenda mirada al pasado, desasosegada. Todos/as tenemos un hueco dónde soñamos con ser adultos y ahora, pasados los años, nos acordamos de aquellos días soñando con esa juventud perdida.
ResponderEliminarTienes razón, todos tenemos guardado en algún sitio el ayer.
ResponderEliminary siempre crecemos en lugares comunes creyendo que nadie los descubrió antes que nosotros. Bendita ingenuidad.
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