sábado, 18 de diciembre de 2010

Empatía

Un día, sin proponérselo, miró amistosamente a los ojos de un desconocido. Éste le devolvió la mirada, y ambos dibujaron una sonrisa cómplice, con total naturalidad. A partir de entonces, no pudo evitar escuchar además de oír, comprender tras escuchar, y sentir todo aquello que los demás sentían. Empatizaba con conflictos laborales, amores platónicos y poemas susurrados junto a la ventana del autobús. Al final de sus días no distinguía entre él mismo y el resto de los habitantes de su ciudad.

1 comentario:

  1. Como me recuerda a mi misma. Me ha encantado, gracias y enhorabuena.

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