jueves, 9 de diciembre de 2010

Entre dos mundos

Era un alma libre. Mantenía un vigoroso ritmo vital, mezclándose con el cosmos en un azaroso baile de metáforas, surgidas de diálogos misticos entre lunas y estrellas. Un día bajo a la tierra buscando compañía y se quedó. Años después, todas las noches buscaba en la soledad del infinito, un motivo para no soltar el lastre que lo mantenía atado en movimiento. Fue a un bazar cualquiera y vendió toda esa carga, siendo libre de nuevo. Ha vuelto al cielo, pero nunca volvió a soñar entre estrellas.

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4 comentarios:

  1. ¡Ay veintiuno! Tu relato mueve cosillas por ahí, es fácil verse reflejado en él. Parece la historia del hada de mi cuento, desde su punto de vista. Esa expresión tuya "atado en movimiento" lo dice todo. ¡Qué difícil es soltar ese lastre acumulado con los años, más cuando se tienen las responsabilidades de la paternidad! Como siempre, llegas al fondo de los sentimientos. Un saludo.

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  2. @Sara Lew
    Tú, que cocinas entre la imaginación y la inteligencia de tus emociones, mezclas con maestría sabores y olores para degustar con verdadero placer los platos que dejamos en tu ventana. Gracias, Sara. Como siempre me rindo a sus pies.

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  3. Me gusta tu "azaroso baile de metáforas", veintiuno y me gusta la historia, aunque el final sea ¿feliz a medias? No nos está permitido tener todo, ¿o sí?

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  4. @mirina
    No es cuestión de si debería estar permitido, creo que la cuestión es que no se puede tener todo. Al aceptar unas premisas, renunciamos a otras, como la vida misma. El "yo" en si mismo es egoísta. El "nosotros", hace perder al ego parte de si mismo, pero compensa de otra forma y el equilibrio es una forma de paz interior. Saludos, mirina.

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