Esa llave roja se había convertido en una obsesión. Allí estaba con un pequeño letrero que indicaba: "solo en caso de emergencia". Harto de verla allí, postrada, completamente inerte, se levantó y miró por la ventana del hospital. Había visto pasar todas las estaciones, como espectador pasivo de la naturaleza a ambos lados. Con media vuelta volvió a mirarla, en estado vegetativo, implorando justicia. El solo tenía ojos para esa llave.
Se acercó, y abrazándola entre lágrimas musitó el perdón.
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Se acercó, y abrazándola entre lágrimas musitó el perdón.
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Muy bueno, 21, duro y contundente relato. Un tema, el de la eutanasia, que da para mucho. Tú lo has abordado muy bien.
ResponderEliminarEs tan duro el tema como la decisión a tomar. Aunque lo hayamos pensado hacia dentro de nosotros, nunca sabremos si se produce la circunstancia como reaccionaremos. Gracias por tu lectura, Hank.
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